Es la primera mujer que se diplomó en Dirección por la Escuela Oficial de Cine.
Josefina Molina
nació en el año 1936 en la ciudad de Córdoba en el seno de una familia de clase
media. Su padre era un tendero cordobés que comercializaba con calzado y
productos de droguería, su madre era una catalana dedicada a las labores del
hogar y al cuidado de sus hijos. Gracias a la buena trayectoria del negocio
familiar, y a pesar de nacer en las dificultades económicas generalizadas de la
posguerra, tuvo la suerte de no sufrir privaciones.
La desahogada
posición de sus padres permitió a la pequeña Josefina asistir a algunos
colegios de acreditado prestigio en su Córdoba natal, como el de los Hermanos
de La Salle (en el que recibió sus primeras letras y aprendió los rudimentos de
las Matemáticas) y el de las Escolapias de Santa Victoria (donde cursó sus
estudios secundarios).
Terminó la
escuela en el año 1969 y debido a que era una joven de la pequeña burguesía
comerciante tuvo la posibilidad de acceder al Bachillerato. Así, Josefina
decidió sacar el máximo partido a la educación por empeño, fundamentalmente, de
su madre.
Sus primeros
contactos con el mundo del cine, tuvieron lugar en las salas de exhibición de
su ciudad natal, a las que solían llevarla sus padres los domingos por la tarde
y su gran gusto por la lectura. Sin
embargo, no sería hasta los quince años cuando Josefina vio la película El río
de Jean Renoir (1951), la cual despertó en ella un gran interés por contar
historias a través del cine.
Ya en plena
juventud, se sumó con entusiasmo a varios grupos de creadores e intelectuales
cordobeses, todos ellos alentados por inquietudes artísticas. Fue asidua a las
proyecciones y los debates del “Cineclub Senda” y el “Cineclub del Círculo de
la Amistad”. Impulsada por un audaz espíritu feminista, realizó su primer
trabajo como directora teatral, poniendo en escena Casa de muñecas, del
dramaturgo noruego Henrik Ibsen (1828-1906). El estreno de esta obra, en el
Salón Liceo del Círculo de la Amistad, constituyó un rotundo fracaso, tanto por
las malas condiciones del local como por la escasa preparación del público
asistente, que no estaba mentalizado para recibir mensajes tan directos como el
lanzado por Ibsen en esta obra maestra.
Lejos de
desanimarse por este primer contratiempo, Josefina Molina decidió seguir
adelante en su carrera como directora teatral y logró estrenar otros cuatro
montajes.
A partir de
1962, empezó a colaborar asiduamente en el programa radiofónico Vida de espectáculos,
emitido por Radio Vida, con una sección de gran éxito titulada "La mujer y
el cine".
Seguiría
Josefina Molina una trayectoria profesional que la llevaría al éxito rotundo en
el mundo de la televisión y el cine.
Trayectoria
profesional
Estudia Ciencias
Políticas y en 1962 funda el Teatro de Ensayo Medea en su ciudad natal,
dirigiendo varios montajes. En 1969 se convierte en la primera mujer que
obtiene el título de directora/realizadora en la Escuela Oficial de Cine. En
esa época rueda numerosos espacios dramáticos para Televisión Española (Estudio
1, Hora once, Teatro de siempre, etc.).
Le encargaron
una adaptación de La metamorfosis, de Kafka del cual dice “que era un rollo que
no quería hacer nadie, pero yo me lo tomé tan en serio que acabaron diciendo:
‘Ha trabajado mucho la pobre, habrá que hacer algo con ella’. Vosotros no
sabéis lo insoportable que es ese paternalismo.”
Ha adaptado y
dirigido diversos montajes como Motín de Brujas de Josep María Benet, No puede
ser el guardar una mujer de Agustín Moreto, Cartas de amor de A. R. Gurney y La
Lozana Andaluza, adaptación de Rafael Alberti.4
Sus series de
televisión más destacadas son El camino (1978) que cuenta la historia de un
niño de 11 años, Daniel El Mochuelo, quien ha sido matriculado en un colegio en
la ciudad y tendrá que dejar el pueblo en el que se ha criado para siempre,
pero la noche antes de su partida hacia la ciudad, Daniel recuerda su infancia
y las historias de los habitantes del valle en el que se ha criado; Teresa de Jesús
(1984) que narra la vida de Santa Teresa de Jesús, interpretada por Concha
Velasco; y Entre naranjos, adaptación de la novela homónima de Blasco Ibáñez
(1998).
También dirige
teatro, logrando un gran éxito con el montaje Cinco horas con Mario, monólogo
representado durante décadas e interpretado en distintas etapas por Lola
Herrera y Natalia Millán a partir de la obra homónima de Miguel Delibes. En
1990 dirige Los últimos días de Emmanuel Kant, de Alfonso Sastre.
Su primer
largometraje, Vera, un cuento cruel, de género fantástico, data de 1973 y en
1981 alcanza un buen nivel como cineasta con Función de noche, película que
repasa la vida en común de un matrimonio separado en la que Lola Herrera y
Daniel Dicenta se interpretan a sí mismos.
En 1989 estrena
el drama histórico Esquilache, basado en la obra de Antonio Buero Vallejo Un
soñador para un pueblo y con un gran reparto que incluye a Fernando Fernán
Gómez, Adolfo Marsillach, Concha Velasco y otros actores de renombre. Lo más
natural (1990), protagonizada por Charo López y Miguel Bosé y La Lola se va a
los puertos (1993) con la cantante Rocío Jurado, constituyen sus últimas
incursiones cinematográficas.
En 2006 funda
CIMA (Asociación de mujeres cineastas y de medios audiovisuales) junto a otras
cineastas como Inés París, Chus Gutiérrez, Icíar Bollaín o Isabel Coixet y de
la que es presidenta de honor.
En 2011 la
Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España le concede el
premio Goya de Honor.
En 2012 es
nombrada Hija Predilecta de Andalucía.
A su labor
teatral y audiovisual se añade la literaria. Cuando decidió no hacer más
películas, Josefina Molina se puso a escribir “porque si no, me iba a aburrir
mucho”. Su primera novela fue Cuestión de azar, “la historia de mi
generación en Andalucía, cómo se educaba a las niñas y cómo me educaron a mí” a
la que siguió En el umbral de la hoguera sobre Teresa de Jesús: “Me
pidieron un libro sobre la serie de la tele pero como se me había quedado en el
tintero un episodio preferí escribir sobre él: su viaje a Andalucía … Soy una
aprendiza en lo de escribir, pero es apasionante porque haces lo que te da la
gana, no tienes encima a un productor ni tienes que decirle nada al equipo.
Escribiendo haces contigo misma los pactos que quieras, te engañas como
quieres, eres tú la única responsable, eso me fascinó”. Y tras un libro de
encargo, Los papeles de Bécquer, y una autobiografía, Sentada en un rincón,
lleva seis años “escribiendo un libro que no terminaré”.
Además de sus
trabajos en cine y en teatro, ha desarrollado una amplia carrera como
Directora-Realizadora de televisión, fundamentalmente en Televisión Española.
Josefina y el
feminismo
Es bien conocida
su faceta feminista, de hecho, escribió el libro Cine de mujeres en la
Transición. La trilogía ´feminista´ junto a Cecilia Bartolomé y Pilar Miró.
Algunas de sus declaraciones sobre este tema son:
«La igualdad aún
no es real porque no tenemos los mismos sueldos, no tenemos las mismas
oportunidades… ¿Sabes lo que no tenemos tampoco? Los mismos presupuestos para
hacer nuestro trabajo. Los presupuestos para una mujer siempre son menores
[...] porque al fin y al cabo la van a arrinconar en el cine de mujeres, porque
es como un cajón en donde se nos mete y donde hay se cree que eso es un
apartado, al ser apartado tenemos ya un problema.»
«No he estado
sola afortunadamente y no estaré sola en el futuro. Hay ya muchas mujeres que
están imponiendo sus ideas y su visión del cine de hoy aunque todavía se
escatima el reconocimiento de los méritos de las cineastas.»
«Cuando empecé
en esto los productores tenían desconfianza en poner los presupuestos en manos
de una mujer.»
«Nada me
apetecía más que profundizar en la situación de una mujer de mi generación. Te
educan para ser una persona que no opina por sí misma y que está atenta a lo
que el hombre diga y a cambio tienes que exigirle que él sea fuerte, que no
llore nunca, que resuelva todos los problemas. En el momento en que se
enfrentan los dos, ni la una es lo que le han dicho que debe ser ni el otro es
tan fuerte, todo se viene abajo porque no es posible que un hombre pueda con
todo lo que se le exige, ser un héroe... Siempre he tenido una fobia total al
matrimonio, para mí siempre ha sido un camino mortal. Con 23 años tuve mi
primer novio y dos meses antes de la boda pensé que cómo me iba a meter en esa
aventura sin saber realmente quién era yo. Incauta de mí, se lo dije al novio:
¿por qué no aplazamos esto y me esperas? Y qué decepción su respuesta, qué
decepción. Ahí acabó todo.»
Dijo en la
ceremonia de los Premios Goya de 2012 cuando ganó el premio al Goya de Honor:
«Sé que estoy
aquí representando también a otras mujeres de generaciones anteriores que se
han dedicado a este oficio del cine cuando no era nada fácil. Quisiera
compartir con ellas este Goya de Honor y también quisiera compartirlo con mis
compañeras de CIMA, la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios
Audiovisuales que ha sabido sustituir el aislamiento por la solidaridad, cuya
labor por la visibilidad de las mujeres cineastas de este país es constante.
Gracias.»
«Yo diría que
siempre he hablado de la libertad y sobre todo de la libertad de las mujeres
para hacer su propia vida, en el fondo es lo que a mí siempre me preocupo desde
que era niña: hacer lo que yo quería y hacerlo como yo quería. Esto no era
fácil para las mujeres, sigue sin serlo. A lo largo de la vida lo que haces es
contentar a esa adolescente que fuiste y cumplir su proyecto.